SIN QUERER
SIN QUERER
Comencé a quererla sin saberlo,
como aquel que sin sed
del agua, gota a gota, la derrama
sin saber que en la misma está el placer.
El amor se forjó en aquella fragua
donde el fuego del tiempo, lentamente,
fundió mi corazón con tu calor.
A pesar del invierno,
el brillo del acero envejecido
aún palpita en el filo de mi pluma
-testigo de mi amor-,
cada vez que se enfrenta ante el papel;
pero frena su avance cuando alcanza
el límite infinito de una página
en blanco que reservo en mi memoria
para el beso final de nuestra historia.
M.A.W. Mawey 26-1-06 ®
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